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miércoles, 17 de abril de 2013

Desde Parma con Jamón (II)

.... Así que al anochecer ya estaba volando a Milán para luego coger una lanzadera,  un tren regional y dejarme emborrachar por Bette, Geena o como quiera que se llamara la misteriosa Davis77. Que hay que estar bien salida y como una soberana cabra para realizar tal ginkana para una cita.

Anyway, hacía un tiempo del carajo. Venga a llover. No querías lluvia? Pues toma tres tazas, bonita. Al pisar suelo milanés,  la teoría de que mi pequeña neurona sensata me había precavido de otro cuadro de comedor empezó a tomar forma. Cualquier "moscardone" italiano de espalda peluda  hubiera podido colgar ese mensaje. Cualquier lesbici picassiana podría haberse hecho un perfil con las fotos de su prima rubia de morritos de infarto.  Davis, Davis... una loba "esquizoide" como la Bette Davis? Copa Davis... O una ex-tenista alcohólica,  ansiosa por convertirme en entrecotte e irse de picnic con Hanibal Lecter? Secuestrada y zampada en una ciudad donde todos votan a Berlusconi: una fiesta bunga-bunga caníbal,  ese sería mi fin. Terror.

Al subir al tren ya tenía las piernas de gelatina y casi me escurro por el boquete entre el vagón y el andén. Mind the gap, stronza.  Los vagones de la línia "Freccia Rossa" se dividen en compartimentos, como en las pelis de Agatha Christie. Carroza 7, posti 2A: ahí me tocó, con dos parejas de jubilados vocingleros y un estudiante de arte, de pelo acaracolado y  retinas pegadas a un ejemplar de Lévy sobre Piero della Francesca.  A veces los clichés se hacen carne y hueso de una manera mágica. "Dai, dai!" - vociferaban los hombres sobre politiqueo: algo de  Super Mario al poder y enviar a Monti a las galeras.  El griterío se solapaba con el cacareo de sus mujeres, las dos picoteando  de un tupper todo un surtido de antipasti. Los dos signore de levantaron marcialmente como si acabara de aparecer Monica Belluci en pelotas: me colocaron la maleta en el portaequipajes, me sacaron el abrigo, la bufanda, gorro y guantes y me sentaron entre la signora 1 y la signora 2. A continuación, estas se dedicaron a meterme embutido hasta por la orejas: " Dai, dai! Mangia!" El estudiante espiaba la escena sonriente, por encima de sus gafitas. Pequeño Cabrón.  "Questo é prosciutto, questo é coppa, questo é culatello é questo é prosciutto cotto, MANGIA!" - era una orden, no una invitación.  Joder,  a mi me parecía todo jamón serrano. Qué pesadicas, como para decirles que era musulmana! Cuando llegué a la estación de Parma salí brincando del tren del tremendo subidón de sal.

"Pop!"- una onda de wifi insufló vida a mi conexión y me llegó un nuevo mensaje de la Davis:

"Te espero en la Via Pasini 20. Qué prefieres: rosso o bianco? xxx".

Grrrr....Esto empezaba a parecerse a una historia de Hércules Poirot y yo sería el fiambre. Cogí un taxi y le canté la dirección. Seguía lloviendo a cántaros, como cuando parece que se van a cargar a alguien. Que un taxista estrábico y mudo como una alpargata te lleve a la supuesta escena del crimen tampoco aligera la situación. A los quince minutos de cortejo fúnebre,  tras rodear la Piazza Garibaldi, llegamos a mi destino.

Excuse me? Qué era aquel lugar..?



(Continuará e finirá domani...)

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