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jueves, 28 de febrero de 2013

Planeta Pastilla: dígame?


Pastillas oncológicas, insulinas, antibióticos, antipsicóticos... Mi trabajo es todo un festival de Halloween para una hipocondríaca: o sea, yo.
Ok, prometo no volver a desayunar tostadas con Schopenhauer y sonar tan deprimente pero es que esta es la mejor manera de resumir mis comienzos en Planeta Pastilla (llamemósle así para que mi trasero no peligre). Durante las primeras semanas experimenté todos los síntomas de tropecientas enfermedades catastróficas aunque me consolaba pensando: "animalico, al menos tendrás descuento en los tratamientos!". Luego ya se me pasó y por arte de birlibirloque me hice inmune a todas esas desgracias. Especialmente porque hay dos hermosuras en el departamento de marketing que me tienen sanamente distraída. 

PESADILLAS PASTILLERAS 0 - TITIS 1

Mecachis... Cuál era para el dolor de cabeza?                               Venga va, me tomo una de cada y listos!






Me encanta fantasear y  al igual que fantaseo con las mujeres lo hago con mi trabajo. 
Yo estoy en el Service Costumer Dpt. (atención al cliente) pero a veces me enrollo con llamadas que debería pasar ipso facto al departamento médico:

- Estoy tomando oxaliplatino y llevo tres semanas cagando pelotas moteadas de 
verde-lima...   la voy a palmar? (Ya te digo! Y las moscas se van a montar contigo tremenda   fiesta de  mojitos!)
- Vaya... - carraspeo e intento sonar como la más superdotada de Anatomía de Grey-  Es posible que tenga una reacción adversa en el colón, déjeme que se lo mire...

El colón no, claro... Consulto el vademecum y le suelto un speech que ya querría la Shonda Rhimes para uno de sus capítulos:  "bla, bla, bla, reacción hepática, bla bla, epirubicina, bla, bla, todo controlado, el color de las heces es normal dentro de su cuadro clínico...". Tu si que eres un cuadro Leona! En mi escena imaginaria llevo estetoscopio y unas mechas californianas de infarto, en la vida real un pinganillo ortopédico en la cabeza al que sólo le falta un nabo con lucecitas para parecer la más tonta de la despedida de soltera. 
Luego paso la llamada, no os vayáis a pensar que soy tan descerebrada.

Daros cuenta: en mis relaciones con otros entes humanos se interpone siempre un cacharro, un artefacto: con mis clientes el pinganillo, con mis ligues el ordenador. 
He intentado conectar con la realidad sin cables de por medio, pero me resulta complicado. Más bien porque me suele gustar eso... lo complicado.
Como la Camille de Marketing Diabetes. Que es tan straight y tan francesa y tan pija que le daría la vuelta y la pondría mirando a París a la velocidad de la luz (animal! Oh yeah...).
A ver, que luego seguro que viene y me pide un boli y yo se lo doy como si  estuviera dándole la vida y apostillando:  "...pero es de Huelva ehhh"... Y ella toda french: "Pardon...? Huelgvaaa?" Y yo le podría soltar "mais non, c'est tout pour toi ma chérie" pero en vez de eso siempre suele salirme de la boca " que me lo traigas luego": tan seco, tan rancio que es para llenarme la cara de aplausos.

No way. No puedo ligar en el mundo real. Tiene que haber un cacharro de por medio.

Esta noche toca una holandesa con pistachos y en dos días me voy a Luxemburgo.
A este ritmo me repaso todo el continente antes de Eurovisión. 

Kisses & Zarpazos

Leona

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